La Aventura de Ser Maestro.
Mi nombre es David Andrade Sáenz, soy Licenciado en Psicología y cuento con una Maestría en Educación. Actualmente me encuentro cursando el cuarto y último semestre de la Maestría en Administración de Instituciones Educativas.
Tengo varios años de experiencia en la docencia, de los cuales, los últimos 4 han sido en la educación media superior, específicamente en el sistema CONALEP, impartiendo distintas materias de la formación básica como pueden ser:
-contextualización de fenómenos, políticos, sociales y económicos
-proyección personal y profesional
-resolución de problemas
-autogestión del aprendizaje
-identificación de la biodiversidad
Me gusta mucho impartir mis clases a los jóvenes que aspiran a concluir su nivel de bachillerato (en este caso con una carrera técnica), ya que es una gran satisfacción recibirlos en el primer semestre y verlos partir (desgraciadamente no a todos) 3 años después al salir de sexto.
Me considero un buen docente, paciente y que logra establecer empatía con los alumnos (sin perder los límites del respeto), enérgico en algunas ocasiones que lo ameritan y sobre todo siempre buscando que su paso por el salón de clase al cursar mi materia no sea en vano y se lleven algo que les pueda servir en un futuro.
En un futuro me gustaría seguir dando clases a su vez preparándome para darles a mis alumnos un poco más cada vez y que logren ser al terminar el bachillerato, unos buenos estudiantes de universidad.
Cada día creo es una nueva oportunidad de demostrar que se quiere y se puede lograr un cambio positivo, solo es cuestión de mantener una buena ACTITUD siempre.
Mi confrontación con la docencia.
Mi profesión de origen es la Psicología y bueno creo que en mi caso si me ayudo mucho en la docencia. Yo al finalizar mi licenciatura, quería dedicarme al reclutamiento, selección y capacitación de personal en las empresas. Sin embargo, la vida te va llevando por caminos distintos muchas veces a los que planeas.
Hace ya varios años se me presentó la oportunidad de suplir a una persona en una secundaria teniendo clase frente a grupo (formación cívica y ética) además de tiempo como orientador. Era sin duda un reto, pero me animé a realizarlo y ahí descubrí lo gratificante que es la docencia.
Fue realmente una casualidad, pero al mismo tiempo darme cuenta que tenía la vocación y los elementos que se requieren creo yo para ser docente. Posteriormente pase a un bachillerato particular, donde fui orientador y di clase, y llegué a una universidad (donde aún laboro en el área administrativa) donde ya tuve la oportunidad de dar clase a nivel universitario en la licenciatura en pedagogía.
Finalmente se presenta la oportunidad de entrar a trabajar hace mas de 3 años en el sistema CONALEP donde actualmente me desempeño. Muchas satisfacciones he tenido a lo largo de éste tiempo sobre todo el ver los avances de los jóvenes y sus logros. Realmente no he tenido insatisfacciones, solo pequeños obstáculos que con ganas se superan.
La verdadera situación que creo se manifiesta muchas veces en la docencia es la falta de una verdadera vocación debido a que muchas veces se cae en ella por mero accidente, cuando “ya no hay de otra”. Esto sin duda acarrea grandes problemas, debido a que son los profesionistas que no tenían entre sus planes profesionales a la docencia, los que llegan a dar clases.
Aquí viene entonces, aparte de la falta de vocación, la falta de conocimiento, y no me refiero al conocimiento teórico de la materia que van a impartir, pues es lógico que si son ingenieros, licenciados, doctores, arquitectos, diseñadores, etc., tienen los conocimientos teóricos y prácticos que requiere el programa de estudios que se les ha asignado. Más bien, me refiero a los conocimientos pedagógicos a la manera en que se van a impartir las clases, la forma, el establecimiento de la confianza con el alumno, el estudio de actitudes, gestos, lenguaje no verbal, etc; eso hace mucha falta en los docentes de hoy.
Se debe llegar al punto de poder disfrutar de cada clase, de sentirse libre al hacerlo, sin miedos ni preocupaciones más allá de lo que en ese momento está sucediendo en el salón de clases y de la encomienda que como formador de futuros hombres de bien tenemos todos los maestros, en especial de educación media superior.
Como en muchas profesiones, la docencia es una carrera de resistencia, y sobre todo, de saber mantenerse en el momento en que se ha logrado cumplir con los objetivos de la profesión y los personales al mismo tiempo.
La verdad es bueno hacer este tipo de ejercicios de manera frecuente, confrontarse frente al “espejo” y ver qué es lo que estamos haciendo como docentes para observar aciertos y errores y a partir de ellos tomar las medidas pertinentes para ajustar aquello que esté mal, y alimentar lo que se esté haciendo bien.
David Andrade Sáenz.